Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1869-1871 (Cortes Constituyentes de 1869 a 1871)
Sesión: 9 de julio de 1869
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. La Rosa. Réplica al Sr. Ochoa
Número y páginas del Diario de Sesiones: 122, 3.599, 3.600
Tema: Suceso ocurrido en Antequera. Prisión del Conde de Cheste

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Es verdad que el Sr. Conde de Cheste me ha dirigido una carta con fecha del 5 corriente: no la he contestado todavía porque mis ocupaciones no me lo han permitido; pero debo hacer una observación al Sr. Ochoa y a todos los Sres. Diputados.

Si la carta del Sr. Conde de Cheste ha de insertarse en el Diario de las Sesiones, a cuyo efecto, y tomando pretexto de eso, ha leído S. S. un párrafo de la misma, yo desearía dar desde aquí la contestación que no he dado todavía. Para eso hágame S. S. el favor de darme la carta, cuyo contenido no recuerdo; yo la contestaré en el acto y me ahorraré el trabajo que tendría que tomarme después.(La remite el Sr. Ochoa por un dependiente; la lee el Sr. Ministro, y continúa.) No es este el procedimiento normal, no es esto lo que se acostumbra a hacer; pero tampoco me parece que es procedimiento normal el que quiere seguir el Sr. Ochoa, y el que las Cortes por complacencia a S. S. han adoptado, que consiste en hacer que cartas que se cambian particularmente vengan al Diario de las Sesiones. Pero puesto que la carta que particularmente me ha dirigido el Conde de Cheste ha venido aquí y va a insertarse en el Diario de las Sesiones, justo es que mi contestación siga también este camino extraordinario, y allá va tal y como se me ocurre en este momento, sin perjuicio de que del Diario de las Sesiones saque yo luego la copia manuscrita para dirigírsela al interesado, porque no quiero faltarle, como no falto a nadie, a las consideraciones sociales. Voy, pues, a contestar al Sr. Conde de Cheste y en la forma en que se contestan las cartas.

" Excmo. Sr. Conde de Cheste == Muy señor mío: Parte Vd. de una equivocación en la carta que desde Cádiz se ha servido Vd. dirigirme con fecha 5 del corriente. yo no dije en el Congreso, al contestar a la interpelación del Sr. Ochoa, que Vd. haya solicitado de S. M. el emperador de los franceses el auxilio de la Francia para restaurar en el trono de España a Doña Isabel de Borbón, sino que usted y sus compañeros habían pretendido y ahora añadiré [3599] que siguen pretendiendo) para sus trabajos de restauración el apoyo del emperador, lo cual no es lo mismo que el apoyo de la Francia, como Vd. sabe muy bien.

 ¡El auxilio de la Francia! ¡Qué insensatez! ¿Cómo había yo de decir que Vd. había de solicitar del emperador de los franceses el auxilio de la Francia para introducir la guerra civil en España? El auxilio de la Francia no es cosa fácil de obtener, al paso que Vd. y sus compañeros creyeron equivocadamente, fácil conseguir el apoyo de emperador, que es lo que dije que Vds. han pretendido y que ahora añado siguen pretendiendo. Y añadí además entonces que S.M. el emperador les había a Vds. negado, no el auxilio de la Francia, porque eso ni Vds. ni nadie se atrevería a pedirlo, ni el emperador a concederlo cuando la España ni ha hecho ni piensa hacer daño ninguno a la Francia, sino que les había negado el apoyo que le pedían para poder venir aquí con sus aspiraciones de restauración a encender la guerra civil, dándolos en esto una lección de españolismo.

 Y como yo tengo la íntima convicción de que lo que dije es la verdad, no pienso que al decirla infería agravio ninguno a Vd., ni mucho menos me creo en la necesidad, de dar explicación alguna de las palabras que a cumplimiento de mi deber tuve por conveniente pronunciar, juzgando la conducta, no del hombre privado, sino del hombre político que conspiraba en el extranjero contra el gobierno establecido en su país.

 Y que Vd. conspiraba, Sr. Conde, contra el Gobierno constituido en su país, a pesar de haberlo reconocido ante la junta de Vitoria, es tan cierto, que si acaso Vd. no lo recordara por ser demasiado olvidadizo, puede preguntárselo, a un Sr. CONSTITUCIÓN, que es muy amigo de usted, y a quien debe conocer tan perfectamente como debe reconocerse a sí mismo.

 Además, Sr. Conde, ¿qué derecho puede tener para pedir satisfacción acerca de una apreciación más o menos exacta de su conducta política, quien no tuvo inconveniente en faltar desde las alturas de su mando a todas las consideraciones políticas y sociales con sus adversarios maltratándolos en sus actos con incalificable proceder injuriándolos y calumniándolos en esas proclamas con los epítetos más denigrantes?

 ¡Ah, Sr. Conde! Yo siento mucho que a Vd. le lastimen las apreciaciones que ahora se hagan de su conducta; pero tengo al menos la satisfacción de creer que dolor que a Vd. le causen esas apreciaciones le ha de advertir para en adelante que no es acertado ni prudente cuando se ocupan ciertas posiciones, tratar a los adversarios de la manera que Vd. ha tratado a los suyos, y que no volverá, por lo tanto, a emplear iguales armas si para desgracia nuestra vuelve Vd. a encontrarse en las circunstancias en que se encontró; que no son los denuestos ni los insultos las armas que deben emplear los buenos generales.

Queda de Vd. atento seguro servidor Q. B. S. M., Práxedes Mateo Sagasta.=Madrid 9 de Julio de 1869.

Y aquí concluyo de contestar al Sr. Ochoa en la parte relativa al Sr. Conde de Cheste, porque como S. S. no se ha propuesto más que hacer constar la carta que se me dirigido, yo cumplo con hacer constar mi contestación con que se vea que iba a escribir de todos modos al señor Conde de Cheste y que ahora haré que se traslade al papel la carta que, a la ligera redactada, acaban de oír los Sres. Diputados, para que así queden cumplidas las prescripciones sociales que se usan entra caballeros, a pesar de que yo dado mucho que si el Sr. Conde de Cheste ocupara mi puesto de Ministro de la Gobernación y yo ocupara el suyo, ni yo le escribirla cartas, ni él me las contestaría. (Risas.) No estaría yo tan tranquilo como él está debatiendo con el Ministro de la Gobernación acerca de si juzgó o no juzgó con más o menos exactitud un hecho que a su vida política, o mejor dicho, que a su vida revolucionaria se refiero no estaría yo, repito, tan tranquilo como él está debatiendo con el Ministro de la Gobernación. Pero esto a mí ni me pesa ni me choca, porque esa es la diferencia que hay entre el Sr. Conde de Cheste y el Ministro actual de la Gobernación; esa es la diferencia que hay entre un hombre opresor y un hombre liberal; esa es la diferencia que debe haber entre el sistema liberal, que yo sigo con todo mi corazón, y el sistema despótico que con su corazón siguió el Sr. Conde de Cheste. (Muestras de aprobación.) Ya ve el Sr. Ochoa que si el Sr. Conde de Cheste no ha estado desatento en la carta que me ha escrito, yo tampoco estoy desatento en la carta que le dirijo, pues una y otra están en el mismo tono, en la misma forma y en el mismo estilo.

Respecto al expediente de Tafalla, que es el otro asunto que S. S. ha tocado en la segunda parte de su discurso, yo lo prometo traerlo aquí enseguida.

Por lo demás, si el Sr. Ochoa quiere, como ha indicado, contestar extensamente a mi discurso del otro día, yo tendría en oírle gran satisfacción; y si de algo sirve mi ruego, yo rogaría a la mesa y a los Sres. Diputados que le concedieran el permiso para hacerlo, porque repito que yo tengo mucho gusto en oír a S. S., y sobre todo en contestarle.



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